TIERRA Y LIBERTAD (1994)

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TIERRA Y LIBERTAD (1994)


TÍTULO ORIGINAL: Land and Freedom (Tierra y libertad)
Coproducción GB-España. 110 min. aprox.
DIRECTOR: Ken Loach
GUIÓN: Jim Allen
MUSICA: George Fenton
REPARTO: Ian Hart, Icíar Bollaín, Rosana Pastor, Tom Gilroy, Marc Martínez, Frédéric Pierrot, Sergi Calleja

Sinopsis: Un joven comunista inglés(joven troskista anglo sajón, más bien) viaja a la península ibérica (a una de las dos Shpañññña, se entiende) y se une a un grupo de milicianos para pelear contra el franquismo en particular y el fascismo en general en tiempos de la Guerra InCivil Española.

"Si hubIésemos triunfado aquí, y se pudo haber hecho, hubiésemos cambiado al mundo".

Imagino que en el día 20 de Noviembre, que es cuando me sentado ante el teclado para pergeñar esta nota, lo más lógico sería cargar tintas enrabietadas y feroces contra Francisco Franco o contra José Antonio en su obituario, contra su Valle, su Placita allá por Oriente donde acuden impasible el ademán sus acólitos genoveses.

Imagino que lo más sencillo sería recordar la muerte estúpida y sin esclarecer de Buenaventura Durruti cuando acudía a poner toda la carne en el asador y toneladas de mala leche en los madriles. “Imagine”, que diría John Lennon. Pero imagino que de esos tres finados se van a ocupar como cada 20-N partidarios y detractores. Solución. Tirar por la calle de en medio y hacer una escueta introducción a esta muy aceptable cinta de Ken Loach “Tierra Y Libertad” que no me coge ni un tanto así de polvo en la estantería. Lo que son las cosas. Y con lo panfletaria que llega a ser.

Solo un imaginario más para entrar en la necedad de las guerras fratricidas, ahora que los ecos de Gaza todavía golpean los tímpanos. Cosas de hermanos o no. Comencemos sin divagar. Para tener hermanos como los sionistas, prefiero a cuñados tragabollos en Noche Vieja. Pero no muchos minutos, la verdad, que al final el empachado soy yo.

Imagino a George Orwell, (“Rebelión en la Granja”, “1984”) que se unió a la lucha española en las milicias del POUM en 1936, saltando de gozo si hubiese visto lo que Ken Loach ha ejecutado basándose en su libro "Homenaje a Cataluña". Ahí es nada el “docu-lo-que-sea” que le salió al director en planos viscerales, a veces minimalistas, huyendo de los estereotipos, de la grandilocuencia y de la flema británica.


No es una película más de nuestra guerra incivil. Va un tanto así más allá. Tan pronto vemos el ideal de unos luchadores infatigables unidos contra el enemigo común, el fascismo, con sus altas dosis de puerilidad (por qué no), con la ilusión y las firmes creencias en que todo esto se puede cambiar, que para eso se le llama revolución (en el país que sea, que eso es lo de menos), como a una izquierda enfrentada, a lo cual nos tienen muy acostumbrados, tirándose piedras contra su propio tejado, incapaz, como ahora, de aliarse y desgastando las energías de los suyos contra los suyos que bien valdrían para otros menesteres tantos sudores. Así que, mientras tanto, la derechona partiéndose el eje, para variar, a costa de los pringados de siempre.


Ken Loach nos transmite durante todo el metraje lo que son las guerras dentro de la guerra, en este caso parecen guerras de guerrillas con su nocturnidad y alevosía incluidas. El POUM y la FAI-CNT eran enemigos acérrimos del PC y viceversa. El fascismo es el telón de fondo, pero el enemigo que acabará imponiendo sus cretinas ideas implantadas desde muchos, muchos kilómetros de distancia, probablemente con los c*j*s calentitos delante de la estufa, es el del ejército comunista, muy bien pertrechado y organizado, en detrimento de sus “¿camaradas?” a los cuales no tuvieron ningún remilgo de perseguir, torturar, ejecutar y suprimir, incluido sus aparatos de propaganda, y que llegaron a expulsar a las mujeres del frente con un razonamiento que todavía se mantiene. La mujer vale para lo que vale: cocinar, fregar y tener hijos. Eso mismo que lo repitan en voz alta más de un huevón el 25 de Noviembre. Hay cosas que no cambian por muy de izquierdas que digan que son los de la peña. Y a eso se le debe sumar que en el conflicto de nuestra Piel de Toro tenían la revolución social como segunda prioridad, que eso era otra. Esto es histórico, demostrable y la cinta nos lo narra fidedignamente. Por eso lo de docu-lo-que-sea.


La película está dotada de un reparto internacional donde se puede ver a la española y futura directora Icíar Bollaín (Maite) en el rol de joven revolucionaria. ¿Un anticipo de “Libertarias”? Y atentos al dato que se resalta en la película, una incongruencia más del bando legal y leal a la República: había más armas en la ciudad de Barcelona que en todo el frente de Aragón. Ni pies, ni cabeza. Ni antes, ¿y ahora? Así no se gana al mus ni envidando a pares, juego y teniendo la treinta y una.

Otros dos datos muy interesantes y muy bien llevados por Loach, rayando el documental, insisto: La Asamblea Popular sobre la colectivización de las tierras y el desarme de los integrantes del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM)

Se queda cojeando el final (que no desvelo) en una especie de pesimismo romántico. Y es este final el que deja el poso de la utopía como la llama de una vela que se debilita lentamente, pero que no se apaga. Quedémonos con la frase de los funerales: "Nosotros somos muchos más". Se supone, aunque a veces me hagan dudar de si eso es cierto, gracias a los que vociferan en manifestaciones tumultuosas, bien arropados por otros borregos y se tapan en “petit comité” cuando son pocos, nos pare la abuela y realmente son necesarios.


¡Ah, y lo del micro colgando de la jirafa no tiene perdón de Dios, señor Loach! ¡Hasta siete veces! Aunque reconozco la valía de la cinta, que no se la niego, si que me deja, todavía hoy, un pelín decepcionado. Será porque soy fan de Berlanga, vaquillas aparte. Será eso. O porque no aguanto discursos panfletarios o bananeros arengando a las masas desvalidas.

Pero, también, DE LA PELÍCULA HAN COMENTADO:

“Cuesta aceptar los logros de las revoluciones del POUM o la FAI-CNT en Cataluña mientras el ejercito Nacional atacaba otros frentes. Igualmente la Republica fue sentenciada por el tácito apoyo de Gran Bretaña a Franco, que defendió la no intervención y arrastro a los países de su área de influencia, como Francia, que aislaron a la republica. Este apoyo se vería recompensado por Franco con la entrega de concesiones mineras. Esa es una parte de la historia que Ken Loach no ha querido abordar”. (Carlos González, Filmaffinity).
“El brigadista, David, el protagonista (basado en Stafford Cottman, amigo de Orwell en los días de la guerra) nos llega a España con los ideales y el corazón en la mano para contemplar cómo la revolución es traicionada por sus compañeros estalinistas y oficialistas tomando conciencia, tras la aniquilación forzosa de su milicia (unas semanas antes de que Líster fuese enviado a destruir las colectividades en Aragón), del lamento anarquista: “Si hubiésemos triunfado aquí, hubiésemos cambiado el mundo” (Jabi, Filmaffinity)
Punto sobresaliente en la carrera del británico Ken Loach, es uno de los más simples y realistas retratos sobre la guerra jamás filmados. La cámara -lejana, en el estilo semi documental que caracteriza al cineasta- muestra la sordidez de las batallas en minúsculos pueblos donde el enemigo apenas se intuye. Aunque en tierra ajena, Loach pisa suelo conocido a través del protagonista de la historia: un desocupado miembro de la clase obrera británica. El film incluye un célebre debate político entre habitantes de un pequeño pueblo, una especie de pseudo-documental insertado en la ficción.


No obstante, nihil obsta, merece la pena visionarla aunque huela a docu-lo-que-sea. Imprimátur. Alea jacta est.

GAZA: No mires para otro lado.

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No sabe. No entiende. No comprende. ¿Niño o niña? Su reino no está en este mundo porque ya se lo habrían quitado con la vaga idea de crear asentamientos para la chusma apátrida y errante que siempre han sido esos mercenarios de un Dios que sigue de vacaciones. Un Dios al cual fueron capaces de eliminar por molesto y díscolo, por revolucionario y pobre y porque lo que menos importaba era si realmente firmaría como Hijo de Dios o como el hijo del carpintero. Estorbaba “el muy hijo de ***…” como estorban los habitantes de Gaza, por centrar geográficamente el dato, y punto.

Y punto y seguido. Este Dios que defienden, Dios de sus padres y de sus ancestros, de rancio abolengo y consensuado en Escrituras de difícil interpretación, cruel con cualquier pueblo que no sea el sionista y benefactor de estos nómadas del desierto no es el genuino si es que alguna vez hubo alguno real y no esos amigos imaginarios. Se asemeja más a un becerro de oro o a un cancerbero con pies de barro y bota militar. Ese Dios arcaico es el dólar, el Nuevo Shékel, el petróleo o el poder.

Estos apátridas, que no tuvieron más tierra que la que han robado se resguardan con el beneplácito y ayuda de las potencias salvadoras de la Libertad con mayúsculas, de esa Libertad de la que tanto presumen y que les llena la boca, y de la que sabemos que debe ser SU Libertad pero que está muy lejos de ser la Libertad de la mayoría (hasta ahí llega la pobreza de espíritu, comentan estos salva patrias). Todavía tienen fuelle para ver barras y estrellas ondeando detrás de la copia de esa estatua regalo de Francia y eso les vale para su razón de ser y que nadie ose toserles. Cortarían la gripe de cuajo y sin anestesia. Si la estatua pudiese hablar o moverse, ya hubiera emigrado a otros terruños echando pestes por la boca. Pero no la dejan. No estaría bien.

Desde la ignorancia del sueño o de los sedantes, si es que hay sedantes para la barbarie, este pequeño o pequeña nos mira con los párpados cerrados cómo los demás miran, miramos, miráis, para otro lado. Estas tierras y este viejo conflicto que sigue cobrándose vidas nos pilla demasiado lejos a pesar de que lo tenemos a la vuelta de la esquina.
Mientras, su pueblo es ejecutado lenta e inmisericordemente por los mismos que hacía pocos años condenaban las conductas xenófobas y su exterminio en campos de concentración en Europa en otra beligerancia alocada. Mal fortuito pero atajable. Una mentira más de las muchas que se oyen en cualquier congreso, senado o casa consistorial o parroquial. Tanto da que da lo mismo.

Se nota que sus asesinos, los de este pequeño aunque aun respire, los de los otros pequeños que ya no lo hacen, los que no tienen ya ni fuerzas para ello y los que sacarán fuerzas de flaqueza no se sabe bien de dónde, han aprendido, han aprehendido muy bien las lecciones de extirpar conductas, quebrantar cuerpos, destrozar ciudades, desgarrar y desmembrar territorios que nunca fueron de su propiedad y desarraigar lo arraigado. De ser desarraigados en terreno prestado saben algo estos mercenarios de la Verdad. De su Verdad. Y eso es verdad. Verdaderamente SABEN MENTIR Y MIRAR PARA OTRO LADO.


¿Qué puede hacer un pobrecito hablador como yo sino escribir corroyéndome las entrañas? Los que de verdad tienen la solución levantan altaneramente la vista por encima del hombro y miran de soslayo si sus bolsillos están bien cebados. Las fotos de Beatriz Egea del conflicto inacabable de la lucha entre Palestina (ahora Gaza es la martirizada) y los sionistas israelitas con el apoyo de países europeos y de los de la banderita de barras y estrellas, son espeluznantes y categóricas. No hay engaño que valga. Bueno, sí. Siempre hay engañados.

Al niño o niña de la foto le embaucarán y le mentiran. A la opinión pública, cercana o lejana, la manipularán y condicionarán. El político disfrutará con sus momentos de gloria altruista, infame, momentánea y se dejará corromper para llorar en público como una plañidera mientras se ríe como lo bellaco que es.
Pero algo está cambiando. Habrá más niños. Sanos, no sé. Sí más fuertes. Crecidos desde su debilidad, tornará la balanza a ceder bajo el peso de la razón y dar su justo merecido a tanta burla, muerte y destrucción. Al menos eso me gustaría pensar. Al menos…

Y si pudiese dar un aliento, una mano, una caricia a ese niño o niña que ya conoce lo que es la amargura sin que se lo hayan contado, o lo que buenamente pueda, desde la distancia, tan cerca, tan lejos, estaría ahí sin dudarlo