LOS PINGÜINOS DEL SEÑOR POPPER

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OTRA PAYASADA DEL CARREY (y que me perdonen los payasos)


Título original: Mr. Popper´s Penguins
Año: 2011
Duración aprox.: 97 min.
País: EE UU
Director: Mark S. Waters
Guión: Sean Anders, John Morris, Jared Stern (sobre la novela de Richard y Florence Atwater)
Fotografía: Florian Ballhaus
Intérpretes: Jim Carrey, Carla Gugino, (Angela Landsbury)
Productora: 20th Century Fox, Davis Entertainment




Da la ligera impresión de que los americanos no estén por la labor de que pasemos calores en esta época del año y para eso se han sacado de la manga una película más propia de fechas navideñas que de este verano caluroso. No digo yo que no lo hayan hecho con la mejor intención del mundo. Ya sabemos que los chicos del Tio Sam están mucho más preocupados por lo que pasa fuera de sus fronteras (cerradas casi a cal y canto, que te controlan hasta los "Abanderados", no vaya a ser que el frenazo sea radiactivo) y por aquello de la continuada amenaza terroristoide, que ven turbantes hasta donde hay boinas. Porque lo que les pasa en la cocina, que debe ser muy poco, dada cuenta de las filmaciones que nos llegan de su "modus vivendi" y su "modus operandi", tienen siempre final feliz y "buy botito, jolines".
Ésta es otra astracanada para el lucimiento personal de ese gestual continuo que es don Jim Carrey (don con din, pero campana sin badajo). Este insufrible, inaguantable y predecible actorzuelo está más en el limbo de los meneitos y poner caritas que en los guiones sólidos.Ahí es donde se siente "Como Dios", montado en su "Cadillac Rosa" mientras "Peggui Sue se casa" Y no es que le quede mal hacer de "Grinch" espanta pájaros aunque eso nos obligue a decirle "Olvídate de mí" y lárgate a otro "Show, Truman". Y eso que ésta que nos ocupa está basada en un excelente libro, más cuento amable para toda la familia con la trascendencia que se le quiera dar. Quizá por eso el film no llega a perder fuelle en una historieta donde no sé yo si los más peques se van a reir algo. A lo mejor con una sonrisilla cómplice cumplen con sus papás.
EL LIBRO.
El film está inspirado en un clásico de la literatura norteamericana galardonado con el premio Newbery Honor Book en 1939. En España, Ediciones Siruela lo publicó con las ilustraciones originales de 1938.
En él se narra la vida tranquila y pequeña del señor Popper en una ciudad americana donde nunca pasa nada. Quizá eso le ha convertido en un soñador y en un especialista en temas del Antártico. Un día recibe una caja ¡con un pingüino del mismísimo Antártico! Poco después, la llegada de Greta, una hembra, hará que la familia de pingüinos aumente hasta doce: la vida del protagonista y la de la aburrida ciudad cambiarán para siempre en esta divertida aventura.

EN TORNO AL LIBRO
Richar Atwater (1892-1948) y Florence Atwater (1896-1979) son los autores de 'Los pingüinos del Sr. Popper'. Antes de escribir este libro, Richard Atwater enseñaba griego en la Universidad de Chicago y tenía una exitosa columna en el Chicago Evening Post bajo el pseudónimo de Riq.
Para escribir la obra se inspiró en la película de la primera expedición al Antártico del almirante Byrd y en un comentario de sus dos hijos: la mayoría de los libros que les mandaban leer en el colegio trataban sobre figuras históricas.
Pero, Richard Atwater cayó seriamente enfermo antes de que pudiera terminar la historia del señor Popper, y su esposa, Florence Atwater, asumió esta tarea y completó el libro en 1938.







La evolución de la película, más propia para ser estrenada en las navidades que a estos treinta y pico grados de calor, es una sucesión continua de disparates predecibles, pero, lamentablemente, de su director Mark S. Waters que parecía despuntaba a grande en películas como "Las Crónicas de Spiderwick", se esperaba algo más...¿Recio y profundo? Las situaciones familiares se pasan por alto, las relaciones laborales son el beneplácito de "el bien y lo ñoño triunfarán sobre los malos malandrines" y el ejecutivo agresivo cambiará su estampa por un Admunsen casi jubilado. No hay trampa ni cartón. Todas las secuencias valen para no pasar calor en salas con aire acondicionado, cosa que tienen casi todos los CINES que ponen NOVEDADES. Valor de ley y cucurucho de helado, bandera americana de barras y estrellas aparte.
También no estaría de más hacerse una serie de preguntas conceptuales: ¿Qué harías tú si tu padre, que pasa de ti olímpicamente y se ha largado al Polo, te manda una caja con uno, o más, pingüinos para que los cuides y te des cuenta de que hay una Naturaleza ahí afuera? ¿Sacrificarías, tu vida, tus hijos, tus relaciones y tu trabajo por cuidar a unos desprotegidos pájaros bobos que los malvados de siempre, los del Ayuntamiento, intentarán robarte a toda costa? ¿Seguirás jugando a la primitiva a ver si tu solito puedes acabar con tu crisis? Bueno, ésto no es de la película, pero vale por una idea. Ya están vendiéndonos los décimos de Navidad...
Lo de Jim Carrey no es que no tenga perdón. No se le pueden pedir peras al olmo al pobre caricato. Cuando veáis esta película, pensaréis en otras como "Mentiroso Compulsivo". Todas con el mismo sello. A Buster Keaton se le criticó que no se riese nunca, pero aquí no hay comparación posible. Uno es un señor, señor y Carrey es lo que es. No dá para más.
En resumen, para pasar hora y media, entretener algo a la chavalería y mandar a la papelera de reciclaje con la condición de que cuando se la visite hay que pulsar "SÍ" cuando nos insinue "¿Vaciar Papelera?
A ver si hay suerte y podemos ver en breve la de Paul, Que esa si que tiene su enjundia ExtraTerrestre.





¿DE QUÉ VA ÉSTO, O LO QUE SEA ÉSTO?
Mr. Popper vive en una tranquila y pequeña ciudad americana llamada Stillwater. Allí nunca pasa nada. Quizá por eso se ha convertido en un soñador y en un especialista en temas del Ártico y de la Antártida, incluso podría decir el nombre de todos sus exploradores y qué fueron a hacer a los polos. Un día conversa, gracias a un programa de radio, con el almirante Drake sobre su expedición a la Antártida, y éste le dice que pronto recibirá una sorpresa… Lo que nadie podía suponer es que el almirante iba a enviar una caja con ¡un pingüino de la mismísima Antártida! La vida de nuestro protagonista cambiará radicalmente, y la aburrida vida en Stillwater se transformará en una fantástica y permanente aventura llena de pingüinos. O algo así. Hala, pues. A no pasar calorrina.

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