LA DAMA DE HIERRO (2012)

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TÍTULO ORIGINAL: The Iron Lady
DURACIÓN: 105 min.
DIRECTORA: Phyllida Lloyd
GUIÓN: Abi Morgan
MÚSICA: Clint Mansell, Thomas Newman
FOTOGRAFÍA: Elliot Davis
REPARTO: Meryl Streep, Jim Broadbent, Anthony Head.
PREMIOS:
Globos de Oro: Mejor actriz dramática (Meryl Streep)
Premios BAFTA: 4 nominaciones, incluyendo mejor actriz (Meryl Streep)
Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actriz (Meryl Streep)
Critics Choice Awards: Nominada a mejor actriz (Streep) y maquillaje


"La impresión que deja es la de una anciana que apenas puede recordar lo que era y de una película que tampoco está segura de ello" (A. O. Scott: The New York Times)

"Despistado biopic, que pasa de puntillas por la política de la que fuera Primera Ministra inglesa. La película trata de que su sujeto parezca no solamente respetable sino hasta conmovedor y admirable. Puntuación: 2 sobre 5. (Nando Salvá: Cinemanía)


EL PERSONAJE REAL.

Margaret Hilda Thatcher, Baronesa Thatcher, (Grantham, 13-10-1925), política británica que ejerció como primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990. Durante su administración, sus estrictas políticas conservadoras, la abolición del poder de los sindicatos y su dura retórica en oposición a la Unión Soviética le valió el apodo de «La Dama de Hierro». (El 19 de enero de 1976, Thatcher hizo un discurso en el ayuntamiento de Kensington en el cual hizo un feroz ataque a la Unión Soviética. La parte más famosa de su discurso dice: «Los rusos están inclinados hacía la dominación del mundo, y están adquiriendo rápidamente los medios para convertirse en la nación imperial más poderosa que el mundo haya visto. Los hombres del Politburó soviético no tienen que preocuparse de los altibajos de la opinión pública. Ellos ponen las armas antes que la mantequilla, mientras que nosotros ponemos cualquier cosa antes que las pistolas.» En respuesta, el diario del ministro de defensa soviético Krasnaya Zvezda (Estrella Roja) le dio el sobrenombre de la dama de hierro, el cual fue rápidamente publicitado por Radio Moscú)
Inicialmente una química, luego una abogada, Thatcher se convirtió en miembro del Parlamento (MP) por Finchley en las elecciones generales de 1959. Durante su estadía en el Parlamento, criticó fuertemente las políticas fiscales del Gobierno Laborista. Durante el mandato de Edward Heath, Thatcher fue nombrada secretaria de Estado de Educación y Ciencia en 1970. En 1975, pasó a ocupar la dirección del Partido Conservador (y líder de la oposición), convirtiéndose en la primera mujer en dirigir un partido político importante en Reino Unido. Después de triunfar con su partido en las elecciones generales de 1979, Thatcher se convirtió en la primera mujer en ejercer como primera ministra del Reino Unido.



Luego de ingresar en la 10 de Downing Street, Thatcher estaba decidida a revertir lo que percibió como un precipitado declive nacional. Su filosofía política y económica hizo hincapié en la desregularización, especialmente del sector financiero, flexibilizar el mercado laboral, la privatización o cierre de empresas públicas y la eliminación de subsidios a otras. Durante sus primeros años de gobierno, la popularidad de Thatcher declinó notablemente en medio de la recesión y el alto desempleo hasta que la recuperación económica y la victoria en la Guerra de Malvinas en 1982 llevaron a su reelección en 1983. Llevó adelante una férrea política exterior caracterizada por su oposición a la formación de la Unión Europea y un completo alineamiento con la política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, firmó el Acta Única Europea, que establecía formalmente el mercado único y una cooperación más estrecha en Europa. Introdujo un cambio socioeconómico radical en Reino Unido, aunque fue criticada por la venta de bienes del Estado y el debilitamiento de los sindicatos.

Thatcher fue electa para un tercer mandato en 1987, pero su impuesto a la comunidad atrajo la negativa del pueblo y sus puntos de vista sobre la Unión Europea no fueron compartidos por otros miembros de su Gabinete. Renunció al cargo de primera ministra y líder del partido en noviembre de 1990, momento en que fue sucedida por John Major, inmersa en una crisis política y creciente oposición. Thatcher tiene un título nobiliario como Baronesa Thatcher, de Kesteven en el condado de Lincolnshire, que le otorga el derecho vitalicio y no hereditario a ser miembro de la Cámara de los Lores.
En la actualidad y en general, el 29 de abril de 2011, fue invitada a la boda real del príncipe Guillermo y Catherine Middleton, pero no asistió, al parecer debido a su frágil salud.64 En junio, fue condecorada por el ex-presidente español José María Aznar con el II premio FAES a la Libertad en su residencia privada de Londres.65 En el Día de la Independencia de los Estados Unidos de 2011 (el 4 de julio), Thatcher fue invitada a una ceremonia para la inauguración de una estatua de 10 pies del expresidente estadounidense Ronald Reagan, frente a la embajada norteamericana en Grosvenor Square, Londres, pero no pudo asistir debido al delicado estado de su salud. Según un libro publicado por su hija Carol en 2008, A Swim-On Part In The Goldfish Bowl, Thatcher padece demencia senil aproximadamente desde el 2000


THE IRON LADY. (The movie)

Vamos a ir por partes porque el visionado de este “british-biopic” a lo que nos empiezan a acostumbrar estos directores de la Gran Bretaña cuando no tienen a quien tocarles los bemoles a base de discursos de su rey o de su primogénita, la reina, está empezando a ser sospechosamente zalamero y pastoso.
Puedes ir al cine motivado como te dé la gana, el caso es ir. Pero yo veo tres actitudes antes de sentarte en el palco de butacas con tu cucurucho de palomitas, los odiosos caramelos con envoltorio crujiente o las pipas de marras con su ”crash, crash”, si todavía te dejan comerlas y manchar el suelo con sus cáscaras.
Me explico: se puede ver “La Dama de Hierro” para disfrutar con una Meryl Streep esplendorosa (y muy lejana a otros registros como “Los Puentes de Madison, ahí estaba don Clint Eastwood) bajo toneladas de maquillaje que casi la impiden hablar en algunas escenas y que riza el rizo desde cualquier enfoque aunque detrás de la cámara esté esa directora mojigata de “¡Mamma mía!” Phyllida Lloyd.
Puedes ser condescendiente o llevar mala uva según a quién votaste, y defraudarte, o alegrarte, porque lo que nos cuentan roza la verdad histórica de un iceberg de 11 años de “thatcherismo” que tiene enterrados bajo superficie siete veces más de hielo que lo que nos relata.
O bien, sacando pecho de feminista/feministo convencida/convencido, identificarte con el retrato de una luchadora (políticamente férrea) en un mundo destinado a hombres y vetado a las damas. Ni que estuviésemos en los tiempos del sufragio de principios del siglo XX, (¿O sí que estamos aún?).
Entonces, por partes.



La película tiende a desarrollarse, curiosamente, como “El curioso caso de Benjamín Button”. Comienza al final de una vida para retrotraerse, a base de pesadísimos flashback, muchos, en el tiempo particular de Margaret, su entorno y, como diría José Mota, ANSIA, mucha ansia de poder, muchas ansias de demostrar quién lleva los pantalones en casa y muchas ansias de “Aquí se hace lo que mando yo porque me sale de los ovarios”.
La Dama de Hierro es una película realizada desde el lado de los vencedores por narices. Las rebeliones y huelgas de esos once años nos muestran claramente a los vencidos a regañadientes mordiéndose el labio inferior. Está hecha única y exclusivamente para el lucimiento de Meryl Streep, pero aunque la actriz destaque tanto… ¿Podemos hablar de una interpretación trascendente cuando la película no tiene absolutamente nada más que aportar?
Con un guion ramplón y falto de rigurosidad histórica objetiva nos muestra a una Margaret Thatcher vagamente, sin profundizar, más pendiente el texto de su decadencia y su galopante alzhéimer que hacer mella en sucesos que se pueden repasar en cualquier hemeroteca o videoteca. La película intenta, casi, hacernos creer que con cambiar el tono de voz estemos ante un alegato feminista, (cualquiera que se opone a una decisión tomada por una Thatcher lo hace únicamente por el sexo de ésta), y ese cambio de voz sirva, en un loable afán de superación, en dejar de parecer la hija de un tendero.
Jim Broadbent (excelente en su rol de marido) como acompañante de esta demente senil tampoco acaba de funcionar en su cometido emocional. Si lo que Lloyd pretendía era la lágrima fácil, y seguro que al final del metraje lo consigue con alguna alma cándida, se ha metido por una vereda errónea. Demostrado, no es lo suyo.
“¿Acaso saben más que los libros de historia y los historiadores que catalogan a la que fuera Primer Ministro de Inglaterra durante once años como uno de los gobernantes más extremos, déspotas y unilaterales que han existido jamás? Es una lástima que producciones como ésta sigan la estela de Oliver Stone y no de Frears o Hooper en cuanto a la utilización sin control del maniqueísmo más radical. No se pueden mezclar en cinco minutos la Guerra de las Malvinas, el atentado del IRA, su lucha contra los soviéticos y revolverlo todo con unas buenas pintas de Guinness, para digerir el empacho, sin más datos que unas pobres imágenes de archivo ” (Un comentario “aliñado” y desde la web)
Finalmente, si se quiere disfrutar de unas geniales interpretaciones, hay que verla. Si se quiere tragar la bola que nos cuenta y aplaudir pensando que “pobrecita señora, y tú quién eres y la vida es bella”, sería lógico verla. Y si se quiere salir cabreado y maldiciendo después de verla, es usted libre de hacer lo que le venga en gana con su dinero. Por lo menos las palomitas serán del día.
Históricamente, muy liviana. Cinematográficamente, pues eso. Para gustos se hicieron los colores. Seguro que la siguiente entrega será un biopic sobre Churchill y los farias que se metía al pecho entre sangre (de los demás), sudor (de los demás) y lágrimas (de los demás). Eso, ya se sabe, está por demás.
Si la película se hubiese titulado simplemente “Margaret”, otro gallo habría cantado.
God save a la Meryl.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiado larga su biografía y aburrrida.
Divertida y corta la crítica.
Se podría, unx, reírse más soezmente del "papanatismo" pero no mejor...
No se que pensarán las (algunas) feministas de este prototipo de mujer ni si se alegraran de que figure en la historía. Yo, como mujer y feminista, valga la redundancia, siempre he creido que tenía "esencia" masculina. Quizá era hermafrodita y su educación conservadora le hizo erigirse en "airon women", algo realmente revulsivo para la "dureza dúctil" de la mujer........Sus hazañas político-bélicas están demasiado cercanas y son lo suficiente dolorosas como para no soportar verlas y menos hacer apología de éllas...........No, no la he visto, ni la volveré a ver....

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