UNA PALABRA TUYA (2008).

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La Casa de Igualdad, en el marco de la Escuela de Feminismo ofrece una conferencia coloquio de Amaia Asencor Alonso que impartirá este lunes, 24 de septiembre, a las 20.00 horas, en su sede de C/La Charca, nº 10, sobre las ideas que posibilitaron que las mujeres se agrupasen para luchar políticamente por sus derechos en el siglo XVIII con el fin de reconocer el origen, las raíces del pensamiento feminista.


Amaia Asencor Alonso, licenciada en Filosofía, participa en el movimiento feminista desde los 18 años. En la actualidad forma parte de la Asamblea de Mujeres de Vizcaya. Ha tenido contacto, entre otros, con el movimiento feminista de Centroamérica, al haber vivido casi veinte años en El Salvador. Para el miércoles se proyectará, a las 19.30 horas, la película 'Una palabra tuya' de María Ángeles González-Sinde, la exministra contra las descargas por Internet.

UNA PALABRA TUYA (2008). 98 min. aprox.

DIRECTORA: Ángeles González-Sinde

GUIÓN: Ángeles González-Sinde, según la novela de Elvira Lindo Garrido (Cádiz, 23 de enero de 1962). Su actividad ha abordado el periodismo, la novela y el guion televisivo y cinematográfico. Vive en Nueva York de Diciembre a Junio y en Madrid el resto del año. Su primera novela se construyó en torno a uno de sus personajes radiofónicos, que ella misma interpretaba en la radio, el niño madrileño Manolito Gafotas (1994). “Una palabra tuya” fue el XIX Premio Biblioteca Breve en 2005.


MÚSICA: Julio de la Rosa

FOTOGRAFÍA: David Omedes

REPARTO: Malena Alterio (Rosario). Esperanza Pedreño (Milagros). Antonio de la Torre (Morsa). María Alfonsa Rosso (Madre de Rosario).

En Huertapelayo, pedanía al sureste de la provincia de Guadalajara (España), se rodaron escenas del pueblo de Milagros

Premio Julio Verne a la Mejor Película en el Festival de Cine Español de Nantes (Francia).

SINOPSIS: Rosario (Malena Alterio) y Milagros (Esperanza Pedreño) son amigas y son barrenderas. También son jóvenes y no tienen ni novio, ni coche, ni amigos, ni futuro, a pesar de lo cual luchan, se pelean, se divierten, se quejan e incluso ligan... Hasta que un día, un encuentro inesperado dará un vuelco a su vida del modo más sorprendente. (FILMAFFINITY)

CRÍTICAS.

"Se eleva conforme el drama hace acto de aparición, tras un titubeante inicio en el que cierta monotonía (tanto expositiva como interpretativa) está a punto de descabalgar al espectador. (...) Malena Alterio y Esperanza Pedreño resultan desgarradoras" (Javier Ocaña: Diario El País)

"Avanza como una comedia tristona y con poca gracia hasta que, en un par de giros dramáticos, el drama se apodera de la pantalla (...) En ese último tercio se suceden las secuencias logradas, intensas, impactantes (Alberto Bermejo: Diario El Mundo)


Comentario:

Siempre pasa, o me pasa, o a algunos nos pasa, que cuando se ha leído una novela y luego ves el churro en lo que se convierte ese librito tan mono que te ha recomendado la pija de turno o tu librera favorita de “Librería Estudio”, (donde me surto las más de las veces de novela y no tan novela) en su asalto a la gran pantalla, no se parecen ni por el forro. Ahí es donde empezamos a ser “herr direktor”, Los Poseedores de la Verdad Eterna, Los Omniscientes, (o los listillos, juash, juesh, juish) porque el que (o la que) figura en los créditos no sabe por dónde le da el aire. (Como podría ser en este caso la exministra. Mal recuerdo guarda entre los internautas y sus descargas y no excesivamente bueno entre los cinéfilos, que todo se junta, suma y sigue, Sinde de mis entretelas).

Entonces maquinas diabólicamente sobre los detalles que a estos paletos se les han escapado, esas pinceladas, aquel travelling, los primeros planos,esos contrapicados y otras escenas que hubieras puesto o quitado y farfullas por lo bajinis y con una mala leche que te desborda que este tío/tía no tiene ni puta idea de cómo invertir la pasta gansa que le han soltado desde Ministerios.



El libro de Elvira Lindo es cinematográfico o eso es lo que me parecía. No es el primero con el que me pasa (espero que no sea el último) y según te vas metiendo en la boca del lobo eliges hasta la taberna, el “prao”, las calles, las “magnum” y los actores. Eso es algo que me pasa desde que leí “Vientre de París” de Zola hace ya… pero eso es otra histeria (“histeria”, si que los del 7º Arte o de Caballería Andante somos tildados de pedantes o de histéricos. Allá cada uno con su cadaunada. Los comentarios, patinaje artístico. Mi padre ya se había dado el gustazo hacía años de meterme el veneno con el cine y los libros revuelto con el Cola Cao)

La adaptación de la Sinde es bastante cercana al libro tierno, maduro y a veces exasperante y ñoñamente desgarrador de Elvira. Eso es de agradecer. No es lo mismo que del “lindo” lapicero de Elvira salga un repelente Manolito Gafotas que dos barrenderas en los madriles con sus errantes filosofías, pero eso se nota en algunos diálogos de la cinta.

La idea para el libro y para el departamento de casting era soltarnos un Ying y un Yang, un blanco y un negro. De eso nos queda una loca optimista como Milagros (Esperanza Pedreño), espontanea, graciosilla hasta cuando canta mal e inocente, y una Rosario (Malena Alterio) junto a su enferma madre (María Alfonsa Rosso) como polo opuesto que como los polos, se atraerán sin que medie lesbianismo alguno. No vayamos a desorbitar las cosas.


Esta película se regodea en las desgracias de los demás, la angustia vital, el desgarro sentimental y el desapego. Y tampoco plantea soluciones. Solo miserias, de las humanas y de las otras. Que cada palo aguante su vela. Nadie es feliz en esta historia. Solo hay incomprensión, angustia, aceptar los malos tragos como lleguen y soledad, mucha, muchísima soledad. Y siguen, y siguen, y siguen buscando actrices y resto de elenco sin saber muy bien el qué, algo mejor, una aspirina o una panacea que les alivie de monotonía y soledad. Y eso es muy difícil.

Lo que comenzó siendo una película moderadamente original, bastante interesante y del todo adictiva, se convierte en un ejercicio más de final feliz a lo que estamos acostumbrados en demasía: a un final casposo y ajpañó, que no salimos del pozo. Demasiadas veces nuestro cine patrio es así aunque le den Goyas o lo nominen para los Oscar. Pocas libran.

González-Sinde opta por desarrollar la trama como si tuviese prisa en ir a cobrar la nómina (o la subvención de turno), de modo mucho más directo, menos sutil y no tan precoz y con esos flashbacks de la protagonista (hay bastantes y más de uno es multitud) cuando era niña que sirven de más bien poco y que no justifican un final cogido con alfileres. Ese final exactamente ¿para qué? Y lo del rol de Cosme y dejarle la conclusión, ¡como que no le cuadra a nadie! pero es ya demasiado tarde, un final postizo y feliz, digno de la más activa Corín Tellado.



Una más para la saca del Hombre del Saco. Y van…



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