2013: ALGO SIGUE OLIENDO A PODRIDO

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Bienvenido con pinzas al 2013 y adiós, por fin y de una puñetera vez, a este nefasto 2012 donde nos han dado más palos que a una estera. Se siente, se siente que estamos preparados para recibir al 2013 donde la alfombrilla, la estera, el felpudo de nuestros ánimos está aclimatándose para recibir más barros de estos lodos y más palos, porque dar palos nos los darán, no nos cabe ninguna duda, los que no dan ni un palo al agua. Acabaremos cornudos y apaleados, pero como dicen los castizos, antes de que nos den una ostia, o una hostia en la otra mejilla, algunos se van a pensar lo que podría ser darle el palo a algo o a alguien. A nadie que se sepa le gusta que le den el palo, que le coman la oreja después y que encima haya que dar las gracias para que no nos ninguneen.

Ser alguien, lo que sea. Los cinco minutos de gloria para salir del ninguneo nazional, caiga quien caiga y pasar a ser otro ser humano reivindicado que pueda lucir honorario y palmito a final de mes y nos pueda dar con la nómina en las narizes. Algo así como las promesas de los gobernantes con las que nos hemos quedado con un palmo de las mismas después de que nos dieran con la puerta de Europa en las mismísima pituitaria. Eso nos pasa por meter las narizes donde no nos llaman. Nuestro narigón, nuestra trompa elefantina, vascuence o chatina ya no nos vale ni para oler aunque muchos nos olíamos el desastre al que nos abocaban los Padres de la Patria. Tiene narizes la cosa. Las últimas trompas que preocupan al Estado son las de Noche Vieja, las de los conductores y las de Falopio porque la de Eustaquio lleva en desuso una temporada en las altas instancias donde se han quedado más sordos que una tapia.

El Mundo mundial aboga por acabar el año con el buen olfato que le caracteriza y nos regalan la oreja, sumado a lo que nos venderán después, con un suplemento para aprender alemán en diez mil lecciones que hará la delicia de estanterías, librerías y arcones, que es donde irán a parar si es que no acaban en el contenedor ecológico, llenándose de polvo y pasado el susto de la primera entrega. “Auffidersen” al coleccionable incluso antes de que hayamos pasado la primera página de la primera entrega con el reconcome del willcomen, fraülien Merkel, por narizes.

Para quitar la razón a una gran mayoría y ver cuál es la sinrazón de unos pocos astutos taimados, ser un mentiroso compulsivo es bueno para que la nazión vaya bien, a imagen de otros taimados le pene a quien le pene, que hasta hace muy poco, tanto Monti que Monti tanto, ¡Qué breys tienen algunos, pardiez!


Lo de la ley de emprendedores se está pareciendo a un aborto en toda regla, que eso de la ley del aborto es otra. Debe ser porque era de ley, de la ley de los que ahora son más fuertes porque les hayan votado los débiles. La ley de Brey. Que se recuerde, a los cuatreros se les colgaba sin juicio en el lejano Oeste, pero al Este del Oeste, ni por esas. Ni el amparo de una pensión digna nos van a permitir aunque lo que no se huelen, lo seguros que están en su poltrona esos forajidos, es que los de abajo estamos “un poquito” hasta las narizes de husmear en vertederos lo que arrojan los de arriba con el desparpajo que les caracteriza. Para ellos debe ser “un orgullo y una satisfacción” que los que están hasta los restos, con los restos se alimenten. Así sí que se puede saber a que huele un buen jamón. Pero que se sepa, nadie hasta la fecha ha vivido del aire aunque vivan con el aire que respiran
Más es lo más. Otro que se apunta al carro. Con buen olfato ha conseguido pegar un portazo a nacionalistas y al resto de la clase de tropa. Lo de la secesión comienza a quedarse aparte, como en la lejanía “más” cercana, para preocuparse de solucionar los problemas económicos y, lamentablemente, “sis plau”, toca llamar a la puerta de Madrid. Y si no, al tiempo que de quedarse aparte a aparte quejarse, hay un paso. Algún popular que últimamente se están volviendo impopulares por su falta de tacto y de olfato, comenta que “para algunas cosas este país son 17 países y para otras cosas somos una nazión”. Que no estamos ni a las duras ni a las maduras y se prefiere barrer para adentro porque los trapos sucios hay que lavarlos en casa y no hay más cera que la que arde. Aunque queme mal y huela peor.
Los bares, cafeterías, discotecas y pabellones empiezan a cargar cámaras y cañones para la noche que se avecina. Los mayas, los aztecas o los incas, qué más da, han vuelto a equivocarse y nos van a dejar disfrutar de la agonía un día más, una noche más. Mañana temprano veremos a qué vuelven a oler las calles de este país que no despierta de la resaca inmisericorde donde nos han abocado. Seguirá oliendo a lo mismo, a mierda, aunque suene mal, hasta que no nos dé por pasar la escoba y más tarde la fregona con lejía. O con sosa caustica aunque nos irrite las narizes.
La cosa tiene bemoles. Y narizes. Como decía el payaso triste: “Qué bien, que bien, yo leo a Kierquegard” o como se escriba, escriba de ágil pensamiento que columnas hay en cualquier medio virtual y escrito y todos llenos del mismo sinsabor. La languidez y la tristeza se puede oler desde lejos. Puestos así, cada uno en su puesto aunque no nos olamos por dónde nos van a venir los palos, “imprimátur”, entonces, y a pasar el trance. Nos leemos. Aullidos a La Luna lunera.


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