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Cuál no sería mi sorpresa cuando a través de una de las redes sociales, Facebook para ser más exactos, o feisbú en adelante, Raquelilla se quejaba dolorosamente de que EL DIARIO DE BURROS (o Burgos, según)la habían censurado un artículo a estas alturas de la temporada. Como si el enano cabezón estuviese vivo, que para muchos lo está, y la Santa Inquisición campara a sus anchas.
Dejando a Orwell aparte, e incluso a Kafka, por aquello del metamorfoseo irredento e incorrupto, la nota no tiene desperdicio alguno. Por poner a la peña en antecedentes, la reunión se celebraba en la sala de actos de Caja Círculo y se basaba en la defensa de nuestro vilipendiado chacolí,(con "ch"). Ahora que estamos en época de elecciones, parece que Santa Bárbara truena y que los futuribles a la todavía ocupada trona del ayuntamientpo se acuerdan de caldos, las cuatro piedras de Arce Mirapérez o el Apolo. Parafraseando, con los de la iglesia has topado, amiga Raquél. No es lo mismo pegar un salto por un puñado de ideas aunque te encomiendes a varios santos que se las tiran. Jose Luis Contreras Sagredo llega a comentar, y muy acertado:"Con la iglesia hemos topado, el chacoli para la misa".


Y aquí el texto, tal y como apareció. El retraso se debe a que para ciertas cosas hay que pedir permiso ¿no?. Y no desanimarse, que eso pretenden.


EL ESTABLO DE CAJACÍRCULO
de Raquel Sáenz de BuruagaTomillo, el Viernes, 15 de abril de 2011 a las 14:39

CENSURADA EN EL DIARIO DE BURGOS! A estas alturas del curso de la libertad de expresión, las altas instancias del DB me han censurado la publicación de un articulillo orwelliano que critica lo ocurrido hace pocos días en una charla que tuvo lugar en el salon de actos de Cajacírculo en Miranda. ¿Cuál será la razón?
Lo pego como nota

EL ESTABLO DE CAJACÍRCULO

No se percibía el olor ácido del estiércol de conejo ni las penetrantes emanaciones de los vacunos. Tampoco se escuchaban balidos ni relinchos. El suelo, de limpieza casi quirúrgica, no parecía anticipar la llegada de piara o rebaño alguno.
Eran alrededor de las ocho de la tarde de un día de primavera a comienzos del siglo XXI. De forma espaciada, acompañados por un cordial murmullo de saludos y otros comentarios breves, iban entrando al recinto. Promediaban edades de madurez avanzada. Una vez agrupados en la estancia, se colocaron ordenadamente, sin empujones ni amontonamiento. No había pesebres. Pero su hambre no era de forraje: acudían por otro tipo de apetito.
Por fin, un ser bípedo comenzó a disertar con extraordinaria elocuencia sobre el asunto del chacolí. Su exposición contemplaba desde los aspectos botánicos hasta los referidos al contexto histórico y cultural de ese vino, polémico en aquellas fechas. La muchedumbre escuchaba con interés patente. Poco después de una hora de iniciarse el evento, cuando los asistentes participaban animadamente con opiniones o preguntas, una voz adosada a un individuo añoso sin modales, irrumpió en el establo, poniendo fin al subversivo acto, no fuera a estar gestándose una rebelión en la granja. La multitud no daba crédito a lo que sucedía. Una hembra díscola increpó al conserje vocinglero, quien continuó defendiendo con vehemencia, desalojo y bocinazo a esa temprana hora. Aunque la Voz obedecía órdenes, cualquier perro pastor las hubiera ejecutado con más discreción y educación. Pero eso no era lo más grave: ¿quién podía haber decretado la salvaje interrupción? ¿El Gran Hermano o la Dirección de Caja Círculo?
Raquél, a lo mejor es que lo tuyo es el cine y estos padres de la Patria se han pensado que lo de la pluma es otra historia que no tiene nada que ver con un teclado.

Para muestra, un botón de tu anorak:

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